BORDO BY: PIPILONGO
Restaurante
A Bordo hacia las islas del encanto
Si algo posee Colombia es biodiversidad, cultura, colores, sabores y encanto. Desde el rincón más grande al más angosto de su territorio. Y es que si existe una cosa que coloque en alto el nombre de este país alrededor del mundo, es su gastronomía repleta de un mix de sensaciones que hacen vibrar, incluso, al paladar menos despierto. Hacer referencia de la palabra bordo, es tener como eje principal el mar, ese mismo que devuelve a la vida, recibe sin pretensiones, despoja de lo que duele, limpia el alma, y ancla a la existencia por medio de su grandeza. Ir a bordo o a un costado, navegar en alta mar, sentir el viento rozar; todo junto es experimentar cómo la vida misma cobra un sentido sin igual.
Foto tomada por Danik Marcela Abuchaibe Fernández
¡Bienvenida a Bordo! Es la frase que retumba en los oídos al llegar a la puerta de entrada. Es un hombre de tez blanca, estatura media, cabellos negros y ojos grandes quien brinda este saludo caluroso. Seguido de la frase célebre - ¿en que te puedo ayudar? - A lo que acto seguido, me presento como estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Ibagué, dejando saber cuál es mi interés. Dicho hombre es tan amable, que además de la imponencia que se siente tan solo al ingresar al lugar, me facilita la información requerida y me propone una entrevista con la mente estrella detrás.
Al pasar unos días y luego de un nuevo contacto por vía digital, se establece la fecha y la hora de tan ansiada entrevista, y es que, solo haber permanecido unos minutos allí en un primer acercamiento, fue despertar el más grande interés por conocer la historia que habita este lugar. No solo por el impacto visual que se genera al ingresar con su iluminación y diseño interior; sino, también, por la energía que se siente con tan solo respirar. Esa misma que reside en cualquier zona del Caribe, Pacífico, o cualquier zona costera del mundo. ¡Magia, color, sabor, personalidad! Eso es lo que se logra respirar con tan solo incorporarse en este paraje.
Foto tomada por Danik Marcela Abuchaibe Fernández
Foto tomada por Danik Marcela Abuchaibe Fernández
Al transcurrir tan solo diez minutos, ingresa por la puerta un hombre de tez morena, cabellos rizados, altura considerable, y poseedor de un estado físico atlético. Su vestimenta es deportiva y a la vez casual. Extiende su mano y se presenta:
– Hola ¿Cómo vas? Mucho gusto, Jerson Becerra –
– respondo su amable saludo y nos disponemos a tomar asiento en una de las mesas del salón principal– .
Su sencillez es palpable desde el primer contacto y su grandeza de alma se transmite a través de sus palabras de recibimiento: ¨-Existen personas con mil oportunidades que no las aprovechan, y existen quienes solo tienen una o dos y la saben aprovechar, pienso que todos merecemos recibir y dar la oportunidad, esto no lo hago por lo que me puedan dar al finalizar su trabajo, más sí por que todos merecemos una oportunidad ¨. Y así comienza a narrar la historia que lo trajo hasta el momento presente; poco a poco va tomando confianza, y deja entre ver su espíritu soñador a través del brillo que emanan sus ojos al ir recordando cada etapa de su vida.
Escucharlo hablar es sentir cómo su pasión se desborda y palpar el amor inefable por todo lo que compone su tierra. Es así como explica de dónde proviene la palabra ̈Pipilongo ̈, originaria de su territorio, el Pacifico colombiano. Hace referencia a un tipo de pimienta que solo se encuentra allí y es tan parecida a una pieza de habichuela. Continuar poco a poco la conversación es visualizar y sentir en su manera de transcurrir la misma, el hecho de que no olvida ni un segundo el ser persona. Su empatía es evidente desde las palabras elegidas en su habla, hasta la manera de tratar el administrador a simple vista. Continuando con nuestro acercamiento, Jerson relata cómo surgió la idea de apostarle a la cocina del Pacifico en la ciudad de Ibagué. ̈Aquí no se encontraba comida de mar del pacifico y sí del atlántico. Mi abuela cocinaba como los dioses. Arroz endiablado y ceviche fue como comenzamos en un punto pequeño de ceviches, mucho antes de establecer el primer Pipilongo. Llegar hasta aquí ha sido un proceso de trabajo arduo, no ocurrió de la noche a la mañana ̈.
Foto tomada por Danik Marcela Abuchaibe Fernández
Si algo posee a simple vista Jerson, es determinación por cumplir sus sueños, y ganas de llegar a cada una de las metas que se traza en su andar. Esto se ve reflejado desde sus 14 años, cuando aun sin la aprobación total de su madre, decidió emigrar de su tierra natal hacia territorio tolimense en búsqueda de un mejor futuro, para cumplir su deseo de jugar fútbol en las ligas mayores. Quimera que consiguió y pudo saborear el fruto de la victoria, esa que solo se logra cuando se es valiente y se sale de la zona de confort, ese fruto que se logra cuando te empeñas en dar la milla extra sin importar que venga detrás. Ese es Jerson Becerra, dueño y creador de Bordo By Pipilongo. Un adulto que conserva su esencia de niño y guarda en sus recuerdos los mejores momentos de su infancia, su época de oro, entre la exquisita biodiversidad que adorna su tierra.
Su sueño actual es conseguir que Bordó en el algún punto se convierta en un restaurante que se maneje solamente con reservas, dicho en sus propias palabras:
“ Aprovechar la oportunidad que mi Dios le está dando a uno. Soy un amigo de mis empleados y no su jefe, aunque en parte es malo, pero no logro salir de esa forma. No soy feliz sintiéndome el ¨jefe¨, me siento mejor siendo uno más de ellos, aunque se que debo intentar cambiar un poco eso. Siempre he sido una persona amigable
Por más que uno tenga no puede creerse más que los demás. Hoy uno tiene y mañana uno no tiene ni un peso. O pasado mañana quién sabe si tenga mucho. Yo he vivido todas las etapas. Viví en un barrio equis y luego pasé a vivir al mejor barrio de Ibagué. Escalar con tus propios méritos te hace sentir liviano, sientes un alivio, te sientes tan feliz, sientes en verdad lo que es conseguir tus propias cosas. Por eso creo que los empleados deben sentirse valorados más allá de ser simples empleados. Soy su amigo y no su enemigo”. Para Jerson Becerra no es una mentira que en Colombia existen familias que comen una vez al día.
“Somos malagradecidos con los padres y hasta con la vida, porque muchas veces tenemos todo, tenemos las tres comidas del día y no comemos, las dejamos ahí. Por eso si me preguntas cuál es mi plato insignia o favorito aquí, sería hablar del enamorado de mi tierra, el plato, aunque fuera feo me lo comería y seria mi preferido, porque solo escuchar su nombre me transporta a mi tierra. Yo jamás voy a olvidar de donde vengo. Por más violencia que tenga, por más situaciones que existan, yo amo mi tierra. Por muy lejos que te vayas de tus raíces no puedes olvidarte de dónde vienes porque hacerlo es como olvidar a tu madre. Es olvidarte de dónde te hiciste”.
Su personalidad es espontánea, es sincera, es sin tabúes y sin tapujos.
Es natural, es él sin pretensiones de demostrar que es más que otro. Con respecto a las mujeres tiene su opinión y la deja en evidencia:
“ La inteligencia es lo más bello que se encuentra en una mujer, hoy en día las mujeres, no todas, creen que por operarse y ser la más linda de un lugar es suficiente y que eso a los hombres nos mata, pero en realidad no. Y aunque suena brusco, los hombres, o al menos en mi caso, veo la personalidad, la esencia real de la persona”.
Continuando con la conversación, entramos al tema más interesante, conocer cómo está compuesta la carta de Bordo, el proceso que se llevó detrás de la creación de este lugar y su secreto mejor guardado. Fue en este preciso instante que se escuchó una voz decir al unísono: – ¡Ey! Bacán, Tráeme la botella de Viche fermentado – Y fue así como entre risas, sirvió un shot considerable de lo que sería la composición del trago más tradicional de su Tumaco. Una mezcla de plantas milenarias que solo se encuentran al desplazarse en lancha río adentro, pues dicho desde sus palabras:
“Tumaco es una isla y no posee río, así que, para encontrar los ingredientes principales de dicha preparación, se debe hacer toda una expedición hacia los lugares en donde se encuentra el agua dulce”. Beber dicha sinfonía de notas agridulces es sentir cómo la boca, la lengua y la garganta, se calientan poco a poco e, incluso, es vivir un subidón de energía, como me atrevería a decir que nunca había sentido.
Continuando con la conversación, entramos al tema más interesante, conocer cómo está compuesta la carta de Bordo, el proceso que se llevó detrás de la creación de este lugar y su secreto mejor guardado. Fue en este preciso instante que se escuchó una voz decir al unísono: – ¡Ey! Bacán, Tráeme la botella de Viche fermentado – Y fue así como entre risas, sirvió un shot considerable de lo que sería la composición del trago más tradicional de su Tumaco. Una mezcla de plantas milenarias que solo se encuentran al desplazarse en lancha río adentro, pues dicho desde sus palabras:
“Tumaco es una isla y no posee río, así que, para encontrar los ingredientes principales de dicha preparación, se debe hacer toda una expedición hacia los lugares en donde se encuentra el agua dulce”. Beber dicha sinfonía de notas agridulces es sentir cómo la boca, la lengua y la garganta, se calientan poco a poco e, incluso, es vivir un subidón de energía, como me atrevería a decir que nunca había sentido.
Al indagar un poco más acerca de su composición, Jerson en su total disposición narra que es un trago que ha sido herencia de sus ancestros, los nuestros, es una bebida con historia, procedente y propiamente africana. Se basa en la fermentación de múltiples plantas por un tiempo prolongado en una botella de vidrio. El viche en si, no es una bebida alcohólica, y sí una bebida que cumple múltiples funciones y beneficios en el cuerpo femenino. Es esta pócima mágica la que se le brinda a las mujeres en su tierra natal para procrear, para poner mucho más fuertes las paredes de su útero e, incluso, es utilizado cuando las mujeres han dado a luz, ya que su matriz y su aparato reproductor queda débil luego de traer vida a la tierra. Sin embargo, no es apto exclusivamente para las mujeres, los hombres también hacen uso del mismo con beneficios recreativos y como potenciador sexual. Ahora bien, hablar de sus efectos en alguien que antes no haya tenido la oportunidad de probar dicho líquido secreto, es tener que decir que su sabor es similar al Tequila, pero su potencia es veinte veces mayor, pues con tan solo un shot de Viche fermentado y uno de Viche no fermentado, la bilirrubina se disparó, las pupilas se dilataron y las risas comenzaron.
Entre un ambiente mucho más amigable y ameno, Becerra narra cuál es la composición de su menú principal. Es una carta que está estructurada con platos de autoría, recetas propias de su madre y preparaciones que se han ido creando en su cocina más íntima. Narra con especial ilusión, el hecho de tener cada semana un plato nuevo para sus comensales y la rotación de los mismos, pues si en algo desea enfocar su trabajo es en brindar una experiencia por encima de un valor monetario. Desea que sus comensales sientan el abrigo del pacífico desde el momento de su entrada, hasta el instante de partir del lugar.
Permanecer en Bordo o permitirse visitarlo es encontrarse con una decoración diferente en cada una de sus salas: desde Bocagrande en el Atlántico, hasta Bocagrande en el Pacifico. Es poder sentarse en un pedacito de Santa Cruz del Islote, Mancora, Isla Mujeres, y la ilusión de estar rodeado de arena, murales y palmeras que se juntan con la brisa y el sabor de melodías tropicales.
Es por todas estas razones que, si de pedir un deseo se trata, como el de teletransportarse por unas horas a la calidez del Caribe o Pacifico colombiano, es a Bordo a dónde se debe ir. Subir a Bordo para encontrar sabores que hagan palpitar el corazón y despertar hasta el más mínimo de los sentidos, para bailar al compás de una salsa digna de Tumaco con el cuerpo humano. Esto es Bordo, e ir a bordo nunca será un error.
Por: Danik Abuchaibe
Ha llegado el día de conocer en persona, al creador del primer lugar de comida fusión y de autoría de mar, pues ya existía esta propuesta en el territorio, pero siempre se enfocaron en el Atlántico colombiano, olvidando que el Pacifico colombiano, puede brindar un sinfín de exquisitez en cuanto a sabores y propuestas. Si algo tiene el Pacífico, además de temporada de avistamiento de ballenas, son personas que cocinan como los dioses. ¡Cuánto encanto! sin descubrir y ha pisado la ciudad.
Son las cuatro de la tarde e ingreso una vez más, a tan majestuosa casa colonial que ha sido restaurada y bautizada como Bordo By Pipilongo. Aquel hombre carismático y de cabellos negros, me invita a tomar asiento y esperar unos minutos, mientras arriba quien para él no es un jefe y si un amigo, una mano incondicional y ejemplo de ser humano.