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COSTA NOVA

Restaurante

Costa Nova en un día

Estudiar administración de empresas para posteriormente emprender en un negocio, fue una de las razones que llevó a Felipe Chacón, un ibaguereño de 29 años, a crear Costa Nova. Otras de las razones que lo motivaron a él y a su pareja, Hannah, fue las de fusionar las ideas sobre gastronomía que ella había adquirido durante un periodo en el que vivió en Centroamérica y las que él tenía de montar un food truck como los que se ven en las calles de los Estados Unidos. Finalmente, esta última, fue descartada por los costos que presentaba.

El sueño nunca se perdió, ofrecer algo diferente a las personas seguía en pie. Es por esto que ellos idearon la manera de modificar una bicicleta y adaptarle unos canastos donde guardarían los productos que, posteriormente, venderían a sus clientes. Aunque esto no sería del todo sencillo, así lo recuerda Felipe:

Eso fue en 2019, el primer día nos ubicamos en Cadiz, desde las ocho de la mañana, pensábamos que por ser un sector bastante concurrido nos iría bien, pero no, solo fueron nuestros amigos y nuestras familias. A eso de las cinco de la tarde, nos dijeron que nos fuéramos para la carrera tercera, centro de Ibagué, nos fuimos en la bici, llegamos y vendimos todo en alrededor de media hora”.

Definir un punto de ubicación fijo fue un gran avance, pero se vendría lo complicado, mantener la clientela. Para ese momento, ellos dos hacían todo, cocinaban, empacaban y salían a vender sus productos.

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Hannah y Felipe - Imagen extraída del Instagram: costanovaco

La venta callejera

El centro de cualquier ciudad es complicado y cuanto menos curioso, y el de Ibagué no es la excepción. Desde los olores de fluidos y desechos humanos, propios de indigentes y/o habitantes de la calle, hasta la venta de otros productos como vidrios templados, mangos biches, tintos y cafés, revistas, entre otras cosas, adornan y acompañan el ambiente cada día. Personas de todo tipo, desde unas que van rumbo a comprar algo que necesitan, otras que van hacia sus trabajos, estudiantes de colegios, de universidades, enfermos buscando la ayuda monetaria de transeúntes donantes, adictos a sustancias nocivas en busca de dinero pidiendo a las personas, e inclusive, esperando a que alguien dé papaya para robarlo es el pan de cada día del centro, todos estos son actores que influyen en el desarrollo humano de este sector tan importante y mítico de Ibagué. A esto, Felipe lo recuerda de la siguiente manera:

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Hannah y Felipe ubicados en la carrera tercera Imagen extraída del Instagram: costanovaco

“Al principio uno no se suelta mucho, es muy tímido. Ya después, uno conoce personas, le cuentan a uno cosas como los problemas e historias. Era súper chévere, fue una experiencia bonita. Lo defino como un reto para los dos, porque no deja de ser la calle, ese reto lo asumimos con fuerza y gracias a Dios todo salió adelante”.

Todo era muy llamativo, desde la bicicleta, los canastos y el letrero. Aunque, si había algo que a los clientes les impactaba y les llamaba la atención, era la vestimenta de ellos, usaban sombreros negros, y Felipe tenía un bigote largo, tipo mostacho. Algunos transeúntes se atrevieron a pensar que eran extranjeros, argentinos precisamente, aunque hubo quien pensó que ellos eran alemanes.

Sobrevivir a la pandemia

La llegada del Covid-19 a Colombia fue nefasta, todas las personas se vieron afectadas de una u otra manera, pero aún más los negocios y empresas tanto formales como informales. Quienes salían todos los días a vender sus productos ya sea alimentos, juguetes, ropa, elementos de cocina, etc… se vieron obligados a encerrarse en sus casas y resignarse a esperar que el tiempo pasara, Costa Nova no fue ajena a la difícil situación de ese momento, así lo narra Felipe:

“Fue súper duro, nosotros sólo vendíamos afuera y no teníamos servicio a domicilio. Tuvimos que dejar de ubicarnos en nuestros dos puntos, en la carrera tercera y en frente de la Universidad de Ibagué. La primera semana fue muy buena, porque ofrecimos domicilios gratis y vendimos mucho, después, muy suave. Hubo días en que casi no se vendía nada. Pero siempre seguimos, no importaba la cantidad que nos pidieran, ya fueran una, dos, tres, las que fueran las hacíamos con gusto”.

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Imagen extraída del Instagram: costanovaco

Así como muchos negocios en pandemia, Costa Nova innovó en cuanto a la creación de nuevos productos. También, incursionar y publicitar el negocio en redes sociales para generar alcance a posibles clientes, fue una de las estrategias que implementaron para dar batalla a la necesidad de vender y mantenerse en pie. Entre julio y agosto de 2020, el negocio empezó a consolidarse, las ventas ya eran diarias.

En el mes de noviembre de ese año, vieron una pequeña casa en el sector de Piedra pintada, algo sola y oscura, pero con potencial para ubicar su negocio ahí. Felipe, basado en los números y cuentas que calculaba tenían que hacer para poder pagar los costos de la casa, desistió, pero su novia Hannah siguió con la idea de que ese era el lugar perfecto para poner el local. Finalmente, decidieron tomar la casa y abrir el primer punto físico de Costa Nova en la calle 46 #4-60 del ya mencionado sector. La apertura fue muy buena, de mucha aceptación, aunque tenían presentes los cierres que decretaba tanto el gobierno nacional como el local, mejor llamados: toques de queda. Para así evitar la propagación del virus. En esos días de encierro, se limitaban a trabajar y vender a domicilio.

La idea de crear Costa Nova, que en latín significa costa nueva, fue la de revolucionar y dar un nuevo aire en cuanto a la gastronomía ibaguereña se refiere. El concepto fue comida callejera, de calidad y a muy buen precio. Todo es casero, se hace por sus propias manos, lo único que se compra es el pan.

La idea de crear Costa Nova, que en latín significa costa nueva, fue la de revolucionar y dar un nuevo aire en cuanto a la gastronomía ibaguereña se refiere. El concepto fue comida callejera, de calidad y a muy buen precio. Todo es casero, se hace por sus propias manos, lo único que se compra es el pan.

Costa Nova no es Felipe, Hannah y los productos que venden, también son sus empleados o como a él le gusta llamarlos: ayudantes. Gracias al maravilloso equipo de trabajo el negocio es lo que es y avanza cada día más. Los integrantes en su mayoría son jóvenes estudiantes universitarios que con esfuerzo y amor por su labor impulsan el desarrollo del mismo.

Un día en Costa Nova

Cómo tal, los días hábiles comienzan con la llegada de Felipe y sus ayudantes a las tres de la tarde, aunque él los describe de la siguiente manera:

 “Desde que me despierto, el negocio me llama, ya sea para recibir pedidos o para cuadrar cosas que hagan falta o se necesiten para ese día”.

Felipe se preocupa por sus ayudantes, les pregunta cómo están, si necesitan algo, cuando el reloj marca las cuatro de la tarde, el negocio se abre para el público general que desea degustar y/o consumir un delicioso alimento. En ocasiones se ausenta una o dos horas por cumplir con obligaciones personales, pero cuando llega la hora pico, entre las seis y las ocho de la noche, Felipe, al igual que un general, dirige, ordena y regula el trabajo para una mejor y mayor atención y satisfacción para los clientes.

No siempre es fácil, también hay problemas, los errores humanos en sus ayudantes son comunes, dejan un margen de pérdida, pero una gran lección por aprender y mejor con el paso de los días. Así mismo, los problemas con clientes que se enojan porque les llega a la mesa un plato que no pidieron, se suelen solucionar con el diálogo, de una manera muy amena, aunque no falta quien busque convertir una hormiga en un elefante. Finalmente, a las diez de la noche el local cierra sus puertas y no queda más que reunirse y dar por terminada la jornada laboral hasta que comience la otra al día siguiente.

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 Imagen extraída del Instagram: costanovaco

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La otra mitad de Costa Nova

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FOTO TOMADA : INSTAGRAM COSTONOVA

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Piedra Pintada, Cl 46 #4-60, Ibagué

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