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C O M E P L A N T A S

Restaurante

Impacto profundo: desde la olla para el mundo
Por: Sonia Osorio

Nunca se sabe cuando te dejen de gustar las cosas que te gustaban antes. A este comportamiento en psicología –a grandes rasgos- se le llamaría anhedonia; pero el caso de Los Comeplantas no aplicaría, porque para ellos dejar de comer carne de animales, nunca, hasta el día de hoy, ha sido algo de lo que se arrepientan, o algo a lo que quisieran volver; Entiéndase anhedonia como la urgente, pero incapacitada necesidad para experimentar placer por las cosas que antes sí lo generaban. Desde hace siete años Jaime y Elisa no pudieron volver a sentir el mínimo deseo de regresar a sus vidas como consumidores de animales, una vez emprendieron en el veganismo.

Todo comenzó una tarde cualquiera, como esas tardes en las que el sol empieza a rayar el cielo, a punto de despedirse… la melancolía siempre será una buena fuente de inspiración, y nada mejor que en esas preciosas puestas de sol de la fría y ruidosa Bogotá. Jaime y Elisa parecen cuestionarse absolutamente todo y esa tarde no fue la excepción; con una mirada reflexiva, en medio de un montón de ideas sueltas y cansados de ver una industria incompasiva y abusiva con el planeta, decidieron convertirse al veganismo; En yoga a este despertar de la conciencia se le conoce como Ahimsa: un concepto filosófico que aboga por la no violencia y el respeto a la vida. 

Por contrarrestar los daños al ecosistema, como usar bicicleta para desplazarse por la capital, cada que les fuera posible. Cada uno se desempeñaba en una profesión diferente, por un lado, Elisa es arquitecta y por esa época trabajaba para una empresa dedicada a ese oficio, mientras que Jaime es chef y trabajó en diversos restaurantes de alto prestigio en las zonas gastronómicas más concurridas de Bogotá. Sin embargo, esta admirable pareja tenía un profundo compromiso por ayudarse mutuamente a salir adelante, por lo que además de sus labores individuales, tenían un emprendimiento de accesorios para celulares en el cual trabajaban los dos.

Foto sumnistrada por Elisa

Todo esto cambió el mismo día en el que tomaron la radical pero importante decisión de no comer más animales. Jaime sabía mucho de comida, de sabores y de mezclas, mientras que Elisa siempre estaba enterada de las mejores tendencias eco-friendly para crear un negocio. Así es como después de mucho planear, deciden crear su primera cocina oculta a la que llamaron El Comeplantas. El curioso, pero contundente nombre nació de las burlas y chanzas que les hacían sus amigos. “El Comematas” entre otros apodos que se inventaban para asimilar con burla que tenían en su entorno a amigos que querían pensar más allá de lo que siempre quiere vender el capitalismo, y en el que caen casi todos los seres humanos de este mundo. 

Cocina oculta en su apartamento, Bogotá, año 2019

Ese primer día estábamos muy emocionados; ya se había hecho la publicidad previa y solo estábamos esperando que nos llamaran para sacar pedidos; me quedé esperando, pero no salió nada. Al segundo día, por fin, salió el primer pedido de dos hamburguesas veganas: una mexicana y otra criolla. Me puso muy feliz… Y así fue empezando a conocerse más y más de nuestra cocina hasta que en un par de meses logramos llegar a Rappi y a Ubereats. En ese momento se dispararon las ventas. Vendíamos más de lo que podíamos abarcar.

Pasados once meses, esta pareja decide que es hora de salir de la metrópoli para volver a sus raíces, a la ciudad que les vio crecer, y la que paradójicamente les hizo conocer el amor: Ibagué, la ciudad que vibra, pero no por la música, ni más faltaba, sino por los huecos que retumban en las cajas motoras de los vehículos que la transitan… pero al fin y al cabo, hermosa y cómoda ciudad. Ah, pero antes, tres meses de rodadita a tierras europeas, visitas y absorción de varias propuestas gastronómicas, y en medio del trayecto, una romántica pedida de mano para conformar esa familia soñada de los comedores de plantas. 

Pasados once meses, esta pareja decide que es hora de salir de la metrópoli para volver a sus raíces, a la ciudad que les vio crecer, y la que paradójicamente les hizo conocer el amor: Ibagué, la ciudad que vibra, pero no por la música, ni más faltaba, sino por los huecos que retumban en las cajas motoras de los vehículos que la transitan… pero al fin y al cabo, hermosa y cómoda ciudad. Ah, pero antes, tres meses de rodadita a tierras europeas, visitas y absorción de varias propuestas gastronómicas, y en medio del trayecto, una romántica pedida de mano para conformar esa familia soñada de los comedores de plantas. 

Foto suministrada por Elisa

Ya recargados y con la felicidad de una pareja recién comprometida, llegan a Ibagué para crear su restaurante favorito, un lugar en el que por fin puedan sentirse plenamente identificados con la comida y la experiencia; En medio de la búsqueda del lugar en donde pondrían las mesas y toda una cultura amigable con el planeta, encuentran una casa en la macarena, que de forma curiosa es propiedad de un señor que trabaja en la ganadería.

De enero a marzo del 2020

El contrato para tomar la casa estaba casi firmado. Los diseños a cargo de Elisa ya estaban sobre planos y un presupuesto avalado; pero como dijo Jaime, quien es creedor de la providencia de la vida, que te va llevando por los caminos más idóneos para cumplir con tus sueños de forma fluida, la pandemia los guardó y el futuro contrato de arrendamiento quedó inconcluso ante el fuerte impacto generado por la horrible cuarentena.

No obstante, Los Comeplantas no querían darse por vencidos y, retomando una de los pasatiempos de Jaime con la fermentación de alimentos desde la casa de su padre, se creó un delicioso yogur de coco que luego vendría a ser acompañado por una granola 100% artesanal. Con mucha paciencia y persistencia lograron posicionar su despensa entre familiares, amigos y gente de la ciudad, para luego de unos meses decidir entrar nuevamente en la búsqueda de un local y empezar a cocinar.

Para mayo del 2021, encontraron el lugar en el que hoy día se encuentran establecidos. Pero fue luego de casi cuatro meses que decidieron abrir Comeplantas como una cocina oculta, en donde enviaban domicilios de las preparaciones propuestas en el menú. Mientras tanto, Elisa, como buena arquitecta, planeaba encontrar los materiales más idóneos y que resaltaran su filosofía de amigabilidad con la naturaleza. Insumos como el tetrapack, el cartón y el papel, hacen parte de la experiencia que allí se vive desde que se entra al lugar. Las mesas están hechas en el material reciclado de las cajas de leche o de jugos. Los platos y cubiertos son respetuosos con el círculo del reciclaje, y las bolsas, aun cuando para ellos representa una gran inversión económica, son biodegradables y de bajo impacto para la contaminación del planeta. 

Foto suministrada por Elisa 

Las dificultades siempre llegan para enseñarnos algo, o para hacernos más fuertes, más valientes. En medio de la gran apertura de Los Comeplantas, para el mes de diciembre del 2021, a Jaime le tocó suspender todos sus planes por el tiempo que fuera necesario para enfrentar, junto a su madre, quien vive en España, la muerte de su esposo a causa de un cáncer terminal; pero la resiliencia de esta pareja no los hizo desfallecer ante las adversidades, y luego de tres meses, se abrieron por fin las puertas del restaurante.

El impacto profundo que generan este tipo de emprendimientos, en donde el objetivo primario no es lucrarse los bolsillos, sino dejar una huella positiva en el planeta, genera una gran motivación en las personas que aún guardan una esperanza en las causas y luchas medioambientales, que hoy por hoy, deberían ser una preocupación y por ende una responsabilidad para todos como sociedad. El mundo se viene abajo y según los últimos reportes el cambio climático está remodelando nuestro mundo en formas grandes y pequeñas. Pero eso no significa que nuestro futuro esté predeterminado. Cada fracción de grado de calentamiento marca la diferencia cuando se trata de los impactos futuros del cambio climático. Todavía tenemos la capacidad de limitar un mayor calentamiento y ayudar a las comunidades de todo el mundo a adaptarse a los cambios que ya han ocurrido.

Foto suministrada por Elisa

¡Cada acción cuenta!

Recomendación gastrónomica

FOTO TOMADA : INSTAGRAM COMEPLANTAS

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